Proyecto Los Ciclos

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Tuesday, January 5, 2010

La herida en la boca

El tiempo siempre me devuelve al principio. Como un burdo revivir mensual de las experiencias. No entiendo el trip con las profecías, los profetas y el destino, siempre el mismo mejunje. De que cada uno tiene una misión. De que si viene el hijo a salvarnos, alabado sea puñeta. Al Perro le llego la salvación con el padre. Aunque prefirió escupirla en la cara. Como los tontos que somos.
A este tipo le dicen El Perro y no por que sea malo, más bien por que es tremendo pana. Un broki joe, y llevábamos toda esa semana en su casa pega’os al televisor como moscas a la mierda. Ensimismados de cripi y películas sin sentido.
Al séptimo día, pareció el mar abrirse. Cada chiste peor que el anterior.
Los cara dorada del Perro mostró sorpresa cuando su camiseta favorita empezó a entintarse`rojiza, y bajo ésta, en el centro mismo de su torso, resplandecía una pequeña herida y una minúscula burbuja roja de corona. Como para no verla. Por lo menos su cara estaba entera y como siempre, lagrimas y helechos comenzaron a aparecerle sobre esta. Las venas de otro tiempo, las vetas negras de la inconsistencia.
Primera vez que las veo alrededor de alguna herida, como raices. Venas cual cabalgata de ríos que comenzaron súbitamente a moverse como un nido de serpientes. Parecía querían escapar por la diminuta herida. Una población de gusanos, tentáculos, lombrices, lianas y una multitud de espinas se intentaba escapar de su pecho. Comenzó a salir de éste una extraña mancha negra, como tinta china sobre un papel, un Rorchach test saliéndole del pecho. Lenta y pasivamente crecía la apertura y de ella salía lo que parecía pelo. Pelo como el que una vez tuvo aderezando su cabeza, protegiendo del frió de invierno que le entraba por las orejas y le llegaba hasta el cerebro. Oscuro, como un tiempo perdido.
De la herida no pululaba sangre. Una línea de pelo submarino, y el comienzo de una piel. Pelambre que entre rosado y azul, es antagónico al propio. Vísceras desconocidas para el individuo, florecía un niño que en la medida que burbujeaba del pecho y crecía. Todo el crecimiento de una persona normalen cuestión de segundos. “Del pamper al depend.” Su infancia, pubertad, preadolescencia, sus hormonas, su morningwood del renacimiento, sus veinte, prime-cut, middle-life crisis, su indiferencia, su cansancio, su despedida, su bien venida, welcome home, todo en unos segundos.
Finalmente comprendimos que lo que salía de las entrañas del pana era nada más y nada menos que su propio padre. De figura completa, como siempre lo conocí. Brotaba como un vagón del metro saliendo del subterráneo. El tiempo me observa.
Bregar con la situación no estaba fácil, el Perro empezó a gritar apenas se había completado el alumbramiento y comenzó una discusión padre/hijo de una furia ridícula. Nunca hubiera imaginado lo molesto que puede dejarte parir a tu padre. Discutieron sobre una multitud de ridículas nimiedades. Mierda pa’qui y pa’ya. Por poco se van a los puños pero Mariza, madre del Dogboy, entró al cuarto para avisarnos que la comida estaba lista y como siempre puso los puntos sobre la i’es.
Tomo al padre con sus manos y en un movimiento que desafió todo avance científico de los estudios de la física estructural moderna y la reconstrucción molecular, se lo metió adentro.
A diferencia del Perro, todas las heridas de Mariza (incluso los profundos mares del cristal y lengua, tajo y botella) no eran mas que cicatrices, selladas como bovedas por el tiempo y el padre tuvo que encaminarse por la única herida aun abierta en su cuerpo. Mariza abrió sus piernas y frente a nuestros delirantes ojos llenos de rocío el padre entró al laberinto de su cuerpo, volviéndose cada vez mas minúsculo, perdiéndose en un bosque otoñal como un antiorgasmo subatómico, dando rewind al ciclo causando alivio al vientre marchito y sediento de Mariza. La entrada vacía y desvencijada que solo ansiaba ese ultimo cariñito.
Mariza salio entonces del cuarto no sin antes recordarnos que la comida estaba lista y que bajáramos antes de se enfriara y quedara seca la pasta.
Yum.

-diario de heberto

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